El miércoes 23 de agosto al caer el día, el arzobispo llegó hasta la comunidad Poder del Espíritu Santo, ubicada en el centro de la ciudad de Los Ángeles.

La visita comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los miembros de la comunidad.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que el don del Espíritu Santo es un don que el Señor da por pura gracia a quienes están dispuestos a reconocerse pecadores y a ponerse en las manos del Señor.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para permitir que, con la actitud conveniente, se pueda ser tocados por la gracia del Señor.

También un grupo de hermanos de la comunidad Poder del Espíritu Santo que está sufriendo probelmas de salud pidió al arzobispo la administración del sacramento de la unción de los enfermos.

Después de orar, los enfermos fueron ungidos y se invocó la efusión del Espíritu Santo, para concederles salud al cuerpo y fortaleza espiritual a cada uno.

La visita a la comunidad poder del Espíritu Santo culminó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron con profunda devoción y, la mayoría de ellos, se acercó a recibir los divinos misterios.

En la noche del miércoles 23 de agosto, el arobispo llegó hasta la sede de la comunidad Pacto Divino, en el centro de Los Ángeles, para hacer la visita mensual.

Apenas llegó, se administró el sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que estaban participando en la celebración.

El arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para implorar del Señor la gracia de responder a la llama que hace a cumplir su voluntad, para participar de su Reino.

Los hermanos oraron por esa intención, por sus necesidades y por las necesidades de su familiares.

La actividad pastoral del miércoles 23 culminó con la celebración de la divina liturgia en la comunidad Pacto Divino, ubicada en el centro de Los Ángeles.

Los hermanos participaron con devoción y los que tenían las condiciones necesarias, también se acercaron a recibir la comunión sacramental con los divinos misterios.

El jueves 24 de agosto, por la noche, el arzobispo llegó hasta el lugar en donde se reúne la Comunidad El Pescador, en el sur de la ciudad de Los Ángeles.

Después de saludar a los hermanos, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a quienes, con humildad se confesaron pecadores y se arrepintieron.

Durante la homilía, el arzobispo explicó cuál fue la actitud de San Bartolomé para encontrar al Señor e insistió en que, también nosotros, tenemos que seguir por el mismo camino.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para pedir del Señor la gracia de abrirse interiormente a descubrir la presencia viva del Señor.

La visita concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron en la celebración con mucha atención y ánimo de fe. Eso permitió que, al momento de la comunión sacramental, la mayoría acudiera a participar en ella.

El viernes 25 de agosto, por la noche, en la sede de la parroquia San Miguel Arcángel, East Rancho Domínguez, el arzobispo presidió las actividades con jóvenes y catequistas de la parroquia.

Se dio inicio con un tiempo de alabanza y, seguidamente, se procedió a administrar el sacramento de la reconciliación.

Durante la homilía, el arzobispo explicó en qué consiste la entrega total a Dios, liberados de todo ligamen idolátrico e invito a los hermanos a entrar en oración de súplica.

Se oró por los hermanos presentes, pero también por los ausentes.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, el arzobispo administró la unción de los enfermos a todos los que pidieron al Señor ser sanados, ya sea espiritual o físicamente.

Los hermanos participaron con mucha devoción, clamando del Señor, sobre todo, la sanción interior.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para jóvenes y servidores de la parroquia de San Miguel Arcángel.

Los hermanos participaron con mucha devoción y, casi en su totalidad, acudieron para recibir sacramentalmente los divinos misterios.

Al final, el arzobispo explicó cuál es el sentido de las narraciones del bautismo del Señor, de acuerdo a la perspectivo teológica de cada uno de los escritos del Nuevo Testamento.

Los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear diversas preguntas, especialmente relacionadas con la novedad del bautismo que el Señor ha instituido.

El sábado 26 de agosto, por la mañana, el arzobispo presidió la celebración de la liturgia de la reconciliación para tres hermanos que harían la comunión solemne.

Junto a ellos sus padres, padrinos, familiares y amigos, también participaron en la reconciliación.

Desde hace varios meses, los hermanos Mateo y María, venían preparando a los tres hermanos para que, convenientemente, hicieran su primera reconciliación y la comunión solemne.

Finalmente, con ocasión de la visita del arzobispo, fue que se celebró la ceremonia, en un ambiente de profunda fe y participación.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia.

Tanto los tres hermanos que hicieron la comunión solemne como todos los demás participantes, lo hicieron con gran devoción conscientes de la dignidad de los divinos misterios.

El sábado 26 de agosto, por la tarde, se celebró la sesión mensual de la Escuela de Teología y Formación Ministerial Santiago Baradeo, en la sede de la parroquia San Miguel Arcángel.

Se comenzó con la presentación que hicieron los alumnos acerca de los temar abordados en la sesión precedente, acerca del sentido actual de la salvación.

Seguidamente, el arzobispo impartió la formación específica de la sesión del 26 de julio.

Se explicó cuál fue el contexto de acción y ministerio de San Ambrosio de Milán y de San Agustín de Hipona, así como cuál fue la influencia que éste tuvo en el desarrollo de la cristiandad medieval.

Seguidamente, los alumnos de la escuela plantearon diferentes cuestiones.

Algunas giraron en torno a temas teológicos e históricos. Otras acerca de ciertas organizaciones eclesiales que se han desarrollado en los tiempos actuales.

Dentro del marco de la asamblea del sábado 26 de agosto, el arzobispo impartió formación al pueblo de Dios.

En esta ocasión se introdujo la temática referente a la relación que se mantiene entre la Palabra viva de Dios y la Sagrada Escritura y cuáles son las actitudes que se deben asumir en la vida cristiana.

Después de la formación, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para acoger el don de la Palabra viva de Dios, que se da, especialmente, a través de los sacramentos, con actitud de sincera apertura.

Los hermanos oraron intensamente, clamando al Señor el don de recibir el don de la presencia divina con disponibilidad total.

La actividad litúrgica comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que estaban participando en la asamblea sabatina.

Los hermanos con humildad confesaron sus pecados y el arzobispo invocó sobre ellos la efusión del Espíritu Santo.

La actividad culminó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y concelebrada por el Padre Jorge Cerda.

Los hermanos participaron con profunda devoción y, en buen número, se acercaron a comulgar con los divinos misterios.

El domingo 27, por la mañana, en la sede de la parroquia San Miguel Arcángel, el arzobispo presidió la celebración de la liturgia de la reconciliación para hermanos, miembros de la parroquia.

Se administró la absolución, después de haber invitado a los hermanos a la confesión de ser pecadores y a una sincera conversión.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que la confesión de fe es un don que da el Señor a través de la efusión del Espíritu Santo y que es capaz de transformar radicalmente la vida.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para alcanzar del Señor la misericordia y el perdón de los pecados.

Después de varios meses de preparación catequética, los jóvenes Víctor y Christopher, hicieron este domingo la primera reconciliación y la comunión solemne.

El arzobispo recordó qué impacto debe tener la recepción de estos sacramentos en la vida concreta de cada uno de ellos.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos que estaban participando, habiendo concelebrado el padre Jorge Cerda.

Los hermanos participaron con mucha entrega y devoción y, en su gran mayoría, también participaron el la comunión con los divinos misterios.

El domingo 27 de agosto, al caer el día, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Santa María de Guadalupe, ubicada en Riverside, California.

La visita comenzó con un tiempo de formación para los hermanos, acerca del sentido que tiene el término Palabra de Dios y cuál es la relación que se mantiene con la Sagrada Escritura.

Después de la formación y de haber respondido a algunas cuestiones, el arzobispo comenzó la liturgia con la administración del sacramento de la reconciliación.

Los hermanos, humildemente, confesaron ser pecadores y el arzobispo invocó sobre ellos la efusión del Espíritu Santo, para que recibieran el perdón.

Durante la homilía, el arzobispo señaló que la fe es un don que viene desde el cielo y sólo lo recibe el que con humildad se pone en las manos de Dios.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración profunda, para implorar la gracia de conocer el misterio de Cristo y confiar en Él, para ser transformados.

La actividad pastoral en la comunidad Santa María de Guadalupe, culminó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron en la celebración activamente y, en gran número pudieron recibir la comunión sacramental con los divinos misterios.