LOS LAICOS DENTRO DE LA COMUNIÓN
                                     
                                    Consideramos que estamos llamados a estimular, por todos
                                    los medios posibles, la creación de comunidades laicales que compartan nuestra identidad espiritual y misionera.
                                    Estas comunidades pueden variar en su estilo, función específica
                                    o actividad prioritaria, en su forma de organización, en el tipo de vida que lleven, en la situación o convicciones de sus
                                    miembros, etc.
                                    Los tres elementos que se requieren para que un laico entre
                                    a formar parte de la comunión son los siguientes:
                                    -          Conocer
                                    y compartir los rasgos específicos de nuestra identidad espiritual y apostólica.
                                    -          Sentirse llamados personalmente por el Señor a vivir la espiritualidad y la
                                    misión propias de la comunión.
                                    -         
                                    Estar dispuestos a asumir y vivir
                                    los rasgos propios de nuestra espiritualidad y de nuestra misión.
                                    Ordinariamente los laicos entran a formar parte de la comunión
                                    al convertirse en miembros de una comunidad laical asociada a nuestra comunión.
                                    Cada comunidad laical asociada determina los mecanismos
                                    a través de los cuales sus miembros entran a formar parte de la misma, así como los mecanismos específicos de gestión, de
                                    crecimiento y de acción e, igualmente, la forma de garantizar su integral fidelidad a los principios de nuestra identidad
                                    espiritual y apostólica.
                                    Sin embargo, pueden también darse casos, especialmente cuando
                                    no existen comunidades laicales adecuadas para acoger a quienes desean hacer parte de la comunión, en los que la pertenencia
                                    a la comunión se hace a través de la Comunidad Nazaret.
                                    En tales casos, cuando una persona llena los tres requisitos
                                    establecidos, puede expresar a la Coordinación de la Comunidad Nazaret su intención de pertenencia y ésta, según sea el caso,
                                    procede a admitirlo a la comunión.  Sin embargo, esta admisión se hace a condición
                                    de que se asuma la responsabilidad de dar los pasos necesarios para desarrollar una comunidad laical que sea adecuada para
                                    la realización del tipo de misión específica a la que se siente llamado, manteniendo la identidad espiritual y apostólica
                                    propias de la comunión.  
                                    Cuando se trata de varones que se sienten llamados a vivir
                                    el celibato y a vivir en comunidad en forma permanente, aún cuando no sientan la vocación a las órdenes sagradas o no llenen
                                    los requisitos de idoneidad para tal ministerio, pueden hacer parte de la Comunidad Nazaret en forma permanente, compartiendo
                                    todas los aspectos característicos de la vida de ésta y realizando nuestra identidad misionera a través de su estilo de vida
                                    y de las actividades que, de acuerdo a sus capacidades, pueda realizar.
                                    Consideramos que, de acuerdo a la tradición religiosa de
                                    la que se provenga y a las propias convicciones personales, puede haber tres tipos de miembros que formen parte de nuestra
                                    comunión:
                                    -         
                                    Miembros incorporados.  Se trata de personas católicas que desean pertenecer a la comunión.
                                    -         
                                    Miembros afiliados.  Se trata de aquellos que pertenecen a comunidades cristianas no-católicas.
                                    -         
                                    Miembros adjuntos.  Son quienes aún sin ser cristianos, se sienten llamados a compartir algunos rasgos fundamentales de nuestra
                                    misión.
                                    Como miembros de la comunión, las tres categorías antes
                                    descritas, participan de todas las responsabilidades y deberes propios de nuestra comunión. 
                                    Además, en la medida en la que las convicciones personales y la praxis ordinaria de la Iglesia lo permitan, pueden
                                    participar también en las diferentes actividades e iniciativas que se emprenden. 
                                    Dentro de los parámetros antes descritos, se pueden asociar
                                    a la comunión comunidades de variada composición: 
                                    -         
                                    En cuanto al sexo puede tratarse
                                    de comunidades masculinas, femeninas, mixtas, de matrimonios, de familias, etc.  
                                    -         
                                    En cuanto a la manera de concretizar
                                    la vida común, puede tratarse de comunidades que viven permanentemente en común o de comunidades que simplemente se reúnen
                                    esporádicamente para promover el crecimiento y la vivencia de nuestra identidad espiritual y apostólica, la cual debe manifestarse
                                    constantemente como actitud de vida, a través de cualquier tipo de actividad que se realice, de lugar en que se viva o de
                                    estado al que se pertenezca.  
                                    -         
                                    En lo que se refiere a las convicciones
                                    religiosas que se tengan, estamos abiertos a que se asocien a la comunión comunidades que estén formadas por católicos y cristianos
                                    de otras denominaciones o solo por cristianos no católicos o, incluso, por no cristianos. 
                                    En estos casos, bajo el entendido de que se comparten y se asumen los tres elementos requeridos para ser miembros de
                                    la comunión, se fomentará la unidad espiritual, se profundizarán en los vínculos de comunión, se caminará hacia la comprensión
                                    y el entendimiento en todos los ámbitos posibles, pero se hará un esfuerzo claro y específico por no caer en ningún tipo de
                                    sincretismo, promoviendo el respeto de la identidad confesional y las creencias de cada uno de los miembros de la comunidad
                                    y la superación de las barreras que impiden alcanzar la plena unidad en el respeto de la diversidad de tradiciones y de formas
                                    de expresión.
                                    Corresponde a la Comunidad Nazaret asumir la responsabilidad
                                    de dar la formación espiritual, teológica y de la índole que fuere necesaria, a los miembros de las diversas comunidades de
                                    laicos e, igualmente, los miembros de esta comunidad considerarán como prioridad y deber fundamental el servicio generoso
                                    a cada una de las comunidades, con el estilo y características que deben identificar el ejercicio del ministerio dentro de
                                    nuestra comunión.